Para muchos, por no decir la mayoría de los padres; educar a sus hijos en casa les produce mucho temor pues no se sienten capacitados para hacerlo.

 

        Si viajamos a la antigüedad, en tiempos de nuestro padre Abraham, nos podemos preguntar ¿a qué escuela fue Ismael e Isaac? entonces pensamos, pero si en ese tiempo no había escuelas, bueno ¿cómo lo hicieron?, muy fácil su padre los formó, los educó.

 

        Ahora sigamos meditando sobre que es educar. Según la real academia educar viene del latín educare y significa: dirigir, encaminar, doctrinar. Desarrollar o perfeccionar las facultades intelectuales y morales del niño o del joven por medio de preceptos, ejercicios, ejemplos, etc. Educar la inteligencia, la voluntad; y la definición sigue.

 

        Creo que es importante hacer una diferenciación  entre la educación donde el ser humano es sujeto activo en el proceso de aprendizaje, como lo es en el hogar; de la educación forzada que es la que entrega la escuela, osea instrucción, donde el niño o joven está expuesto al adoctrinamiento . La educación conlleva trasmisión de vida; donde el niño o joven recibe vivencias reales que afectan su espíritu, su alma y su cuerpo.

 

        En este proyecto nuestro deseo es primeramente hacer volver los padres a los hijos y los hijos a los padres, fortalecer las  familias y como tales se vuelvan a Dios, quien la instituyó. La familia es el núcleo vital de toda sociedad y que hoy más que nunca está disgregada, dividida, atacada desde todo ámbito; donde cada cual hace lo que bien le parece, hijos sin dirección alguna, por escuchar muchas voces; la de sus padres en el hogar, la de sus maestros en el colegio, la de sus amigo o compañeros, la de otros adultos, las redes sociales, etc. A los padres se les han quitado sus derechos en la guianza de sus hijos, sobre todo en relación a su fe, desde  que el Estado liberal  saca a Dios de las escuelas. Y como cristianos no concebimos la vida, sin el autor y dador de la vida, “El creador es nuestro fin último”.

 

        "Criar buenos hijos es una de las mayores inversiones de la vida y, por lo mismo, no estoy dispuesta a que nuestra inversión esté en otras manos.” Afirma una de las madres entrevistada años atrás.

 

       

        Les animo a caminar en este camino dado por Dios para sus hijos; que los padres se hagan responsables de formarlos. La instrucción está al alcance de cualquiera, pero la educación sólo a aquellos niños y jóvenes que son educados por sus padres. No se olviden, la educación la da la familia, no la escuela; la escuela solo entrega instrucción; adoctrinamiento intelectual e ideológico que deja fuera la disciplina, el respeto, los buenos modales, la formación del carácter, etc. Si le preguntáramos a los niños que estudian en casa ¿Qué opinan sobre la educación en el hogar? lo más probable es que digan “estudiar en casa es lo mejor que me ha pasado”. Sin considerar que también será un alivio a la familia en el ámbito económico por todo lo que toca, desde el uniforme hasta las cuotas del curso, materiales y otros.

 

        Según experiencias de otros lugares, a los niños y jóvenes educados en casa se les caracteriza por ser creativos, autónomos, capaces de tomar decisiones, de buen carácter, no contenciosos, sin egoísmos, preocupados de los demás, obedientes, etc.

 

        Que el Señor fortalezca sus vidas y apoye sus decisiones respecto a ser valientes y esconder a sus hijos de la perversidad de este mundo.

 

No olviden la recompensa será eterna, para los padres como para los hijos.

 

AMLM.